Entimema, del griego eνθύμημα o enthumēma [en + thumos (mente)- “que ya reside en la mente”, es como se denomina a un silogismo en el que se ha suprimido una de las premisas o la conclusión, al darse por obvias o considerarse implícitas en el enunciado. Es decir, la premisa o conclusión ya reside en la mente del auditorio (de ahí su etimología), por lo que no es necesario que sea enunciada. También recibe el nombre de silogismo truncado.

Pero al contrario que el silogismo completo, no es un recurso lógico, sino retórico. Esa diferencia es muy importante. Al omitir una de las premisas o la conclusión, se priva a la audiencia de uno de los elementos necesarios para hacerse un juicio cabal de lo que se afirma. Y no es casual, de hecho, que se preste a equívocos, malinterpretaciones o, directamente, trampas o falacias lógicas.

Muchas veces se recurre al entimema con esos propósitos. Por eso hay que estar en guardia frente a ese tipo de fórmulas. «Blanco y en botella…. »  es un entimema inocuo, pero los hay que no lo son tanto. Y el problema es que una vez enunciado, es muy difícil argumentar en sentido contrario, puesto que en la audiencia se ha instalado ya una falacia interesada.

La historia del aldeano y la vaca ejemplifica visualmente el falso entimema. El aldeano quiere ordeñar la vaca pero ésta le incordia con el rabo. Cuando, subido en una tajuela, intenta atárselo con su cinturón sujetándolo desde atrás, se le caen los pantalones. Y en ese momento asoma el vecino por la puerta de la cuadra. Ante su cara de estupefacción, el aldeano le dice: “Es lo que estás pensando, porque si te digo la verdad no te la vas a creer”.

Fuente: Creo recordar que mi primera noticia acerca de la existencia de esta figura retórica la recibí de Rafael Castellano, en su «Erotismo vasco«, en el que contaba la anécdota del aldeano y la vaca para ilustrar un falso entimema; no obstante, no sé si esa anécdota es vasca porque he visto referencias en funtes latinoamericanas.