Líneas de actuación del Departamento (I): Universidad
“Para dar un salto cualitativo económico-tecnológico-industrial, es fundamental fortalecer nuestro ecosistema científico y tecnológico. De ahí la apuesta por el nuevo Departamento de Ciencia, Universidades en Innovación. Un departamento para impulsar decididamente el conocimiento avanzado y la innovación en Euskadi. El conocimiento y su difusión social favorecen el fortalecimiento de la democracia. Y el ámbito científico-universitario, además, constituye una puerta de entrada natural para la retención y atracción de talento a Euskadi.”
(Palabras del Lehendakari en el Fórum Europa-Tribuna Euskadi, 11/9/24).
En las palabras del Lehendakari que encabezan este texto queda claro cuál el propósito que inspira la creación del Departamento de Ciencia, Universidades e Innovación. Se trata de una apuesta por el conocimiento avanzado, mediante el impulso a la creación, transmisión y difusión social del conocimiento de vanguardia al servicio de una sociedad más próspera, cohesionada y democrática. En ese propósito hay un presupuesto básico: estamos firmemente convencidos de que el conocimiento avanzado es fuente de riqueza, bienestar y cohesión social.
El devenir de una universidad o, como es nuestro caso, de un espacio universitario formado por varias instituciones depende en gran medida de las decisiones que toman estas (en lo sucesivo, con Universidad haremos referencia al conjunto de las universidades vascas). Al fin y al cabo, se trata de instituciones que gozan de autonomía, una prerrogativa reconocida en el ordenamiento jurídico. Al gobierno corresponde establecer las reglas de juego, orientar las políticas generales y, sobre todo en el caso de nuestra universidad pública –la UPV/EHU—, aportar la mayor parte de los recursos necesarios para el cumplimiento de sus fines y velar por su buen uso.
No es fácil delimitar con precisión el ámbito competencial del Gobierno y el de la Universidad (me refiero, principalmente, a la pública), porque la autonomía universitaria tiene límites poco precisos. En cualquier caso, parece claro que las universidades han de gozar de independencia académica, pero que los asuntos relativos a la organización del sistema, su coordinación y planificación competen al gobierno. Y también que todas aquellas decisiones de la Universidad con implicaciones económicas han de ser sancionadas por el Gobierno.
Queremos una Universidad con una oferta de estudios amplia y diversa y que, ante todo, sea capaz de ofrecer la mejor formación a cargo de profesionales que estén en la vanguardia de sus disciplinas. Esto aconseja –o, incluso, exige—que formen parte de redes académicas internacionales y que hayan adquirido experiencia en otras universidades y centros de investigación de otros países.
La Universidad ha de estar así abierta al mundo, en disposición de acoger alumnado de otras latitudes y de facilitar que el propio goce también de experiencias internacionales. Para ello, hemos reforzado las ayudas a la movilidad internacional. En esa misma línea, nos proponemos dar un impulso adicional a los doctorados con mención internacional y a una mayor oferta de estudios en inglés (en especial en los estudios de máster y doctorado).
La apertura al mundo no debe ser obstáculo para que trabaje al servicio de su país, de su cultura, de la promoción del uso del euskera y de su prestigio social. Por ello, promovemos una mayor oferta de estudios en euskera, incluidos los estudios en línea. Y ponemos especial énfasis en las actividades de difusión social del conocimiento en la lengua propia.
Queremos que la universidad esté más próxima al tejido socioeconómico, ampliando la formación dual en alternancia, mediante contratos para el aprendizaje. Y una mayor oferta de titulaciones conjuntas entre la Formación Profesional y la Universidad.
La Universidad que queremos cuida a su gente, vela por su bienestar biopsicosocial y acoge a alumnado procedente de todas las capas de la sociedad. Y, por supuesto, promueve la igualdad de derechos, oportunidades y reconocimientos de todos sus integrantes, con independencia del estamento al que pertenecen. Por eso destinaremos más recursos a becas (incremento anual de un 6%) y su gestión será más ágil.
Intentaremos que estos principios encuentren buen acomodo en la Ley Universitaria que queremos llevar al Parlamento Vasco, para iniciar su tramitación en 2026, así como en el Plan Universitario 2027-2030 que prepararemos a lo largo del año que viene. Este plan contemplará un mayor esfuerzo inversor público-privado y reafirmará el carácter esencial de la UPV/EHU destinándole la financiación que garantice tal condición.
Hoy la financiación de la universidad pública es suficiente para el correcto cumplimiento de las funciones que tiene encomendadas. Pero, además, contará con financiación adicional para el desarrollo de líneas de especial interés y en las que la propia universidad haya desarrollado importantes capacidades.
Además de las actuaciones anteriores, que buscan reforzar el espacio universitario vasco en su conjunto, nos proponemos crear un Centro de Estudios Avanzados. Pretendemos que este centro facilite el reconocimiento internacional de la actividad investigadora vasca, ofrezca formación asequible del más alto nivel a los y las estudiantes de nuestro país, atraiga a estudiantes de otros países y sea destino académico de investigadores e investigadoras en la vanguardia de sus disciplinas.
Nota: Esta es la primera parte de una serie de cuatro anotaciones destinadas a presentar las líneas de actuación para la legislatura del Departamento de Ciencia, Universidades e Innovación del Gobierno Vasco.
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