Ayer, el Lehendakari de Euskadi, Imanol Pradales presentó y remitió al Parlamento Vasco el texto que recojo a continuación y que contiene una propuesta de pacto para combatir las mentiras, las calumnias, los malos modos y otras prácticas rechazables en la vida política.

Compromiso con la democracia

Las y los ciudadanos de Euskadi creemos en la democracia y queremos seguir reforzándola cada día. Por un lado, porque es el único sistema político capaz de garantizar la dignidad, libertad e igualdad de todas las personas. Por otro, porque creemos que los valores que le son propios (pluralidad, tolerancia, respeto…) y la cultura que representa (diálogo, acuerdos, aceptación de las y los demás…) son los más adecuados para una convivencia constructiva y el progreso humano.

La democracia está hoy seriamente amenazada en Europa. Sufre constantes ataques en su contra y las fuerzas antidemocráticas están obteniendo un fuerte apoyo social. El peligro no solo se limita a los movimientos fascistas, xenófobos o racistas. También se extiende a mentalidades políticas que pretenden imponer una única forma de entender la sociedad. Las actitudes totalitarias y autoritarias niegan la pluralidad de la sociedad y no aceptan al diferente; van contra la libertad de las personas y de los propios pueblos.

Frente a estas corrientes, mostramos el firme compromiso de seguir fortaleciendo, profundizando y mejorando la democracia en Euskadi. Por ello, nos comprometemos a trabajar tanto en la renovación como en la mejora continua de nuestro sistema democrático, así como en la consolidación y promoción de la cultura democrática en Euskadi, sobre las bases de la ética y la integridad.

Una actividad política ejemplar

Lamentablemente, estas últimas décadas la actividad política ha ido perdiendo prestigio y credibilidad. Básicamente, la ciudadanía ha ido perdiendo confianza en sus instituciones políticas (órganos de gobierno, partidos políticos, representantes…). Quienes firmamos este Pacto defendemos que estos instrumentos para la organización social son un pilar básico para cualquier sistema democrático.

Con el objetivo de contribuir a revertir esta realidad, consideramos imprescindible recuperar y afianzar la confianza de la ciudadanía en la política. Esto exige, sin duda, ofrecer respuestas en varios ámbitos de actuación. Ahora bien, como paso fundamental, ponemos el foco en la ejemplaridad de las y los agentes políticos.

El comportamiento ético y cívico diario de quienes representamos a la sociedad vasca es el principal ingrediente para elevar el nivel de confianza en la actividad política. Así, cuestiones como

la honestidad, el respeto, la responsabilidad, la vocación de servicio público, la lealtad, la búsqueda del bien común o la transparencia, entre otros, son principios innegociables, tal y como se recoge en códigos y declaraciones internacionales y en diversas instituciones de la CAPV de ética pública.

En los últimos años, y cada vez con más asiduidad, estamos asistiendo a comportamientos que empobrecen el debate político público y debilitan la confianza en la democracia: discusiones en mal tono, insultos hacia la o el adversario político, mentiras, faltas de respeto, tendencia a la polarización…

Afortunadamente, frente a estas actitudes y comportamientos políticos destructivos que son demasiado habituales en otros lugares, en Euskadi mantenemos una manera más constructiva de hacer política: acuerdos entre diferentes, mayor respeto al adversario, debates más sosegados… Estas son hoy algunas de nuestras señas de identidad y queremos que sigan siéndolo. Porque la salud democrática de un pueblo depende, en gran medida, de la calidad ética de sus ciudadanas y ciudadanos, así como de sus representantes políticos.

Base ética para el ejercicio de la política en Euskadi

La ética, que es inherente a la política, no garantiza que ésta sea buena, pero no puede haber buena política sin base ética. El objetivo de este Pacto no es establecer la dimensión ética que deben tener los proyectos políticos o las políticas públicas. Quienes lo firmamos compartimos la Declaración Universal de los Derechos Humanos y su espíritu como un compromiso básico. Por otro lado, este Pacto no tiene ninguna intención de sustituir los Códigos éticos y de buenas prácticas ya existentes en las instituciones públicas o políticas vascas. La finalidad es sumar a lo anteriormente comprometido.

En ningún caso cabe resolver los defectos de la práctica democrática a través del autoritarismo y de la supresión de la deliberación pública. Los problemas de la democracia demandan más y mejor democracia, con una sólida base ética.

Partiendo de la propia responsabilidad asumida por las y los representantes y agentes políticos, y con el fin de reforzar la ejemplaridad, este es un planteamiento ético básico para el ejercicio de la actividad política en Euskadi. En la medida en que seamos capaces de establecer una base entre todas y todos, estaremos fortaleciendo la propia democracia.

Quienes lo firmamos nos comprometemos a mantener un comportamiento ético ejemplar en

nuestra actividad política, cumpliendo, al menos, el siguiente decálogo de compromisos:

  1. Primar siempre el bien común, por encima de otros intereses políticos, económicos o particulares, defendiendo en todo momento la dignidad y el bienestar de la ciudadanía y garantizando todos los derechos y libertades de las personas.
  2. Respetar en todo momento a todas las personas, en la medida en que la o el representante político se debe a toda la ciudadanía. Escuchar y tener en cuenta los intereses de todas y todos; y dar cuenta pública de las ideas, proyectos o decisiones con honestidad.
  3. Ampliar los términos de la discusión pública, reconociendo al diferente, evitando posiciones moralmente superiores, favoreciendo la pluralidad de visiones y una actitud de entendimiento, siempre y cuando las ideas respeten los Derechos Humanos.
  4. Priorizar la escucha y el diálogo constructivo para encontrar espacios de consenso en temas de interés general entre representantes democráticos de diferentes partidos políticos, promoviendo un debate público de calidad.
  5. Atender y colaborar con los movimientos, asociaciones y propuestas de la sociedad civil, respetando su autonomía y libertad, manteniendo la imparcialidad y tratando de evitar utilizaciones políticas o partidistas.
  6. Reconocer las instituciones públicas vascas, respetar su autonomía y competencias y mantener una actitud constructiva para mejorar su papel.
  7. Destacar la función social de los medios de comunicación, facilitar su cometido y respetar su autonomía sin intervenciones en su actuación profesional, asegurando el acceso a la información pública generada por las administraciones.
  8. Reconocer y proteger a las y los representantes políticos y del sector público, defendiendo su derecho a la vida privada y a la intimidad, rechazando ataques ad hominen contra ellos o su entorno.
  9. Garantizar el respeto y las buenas formas en toda clase de comunicación pública, expresar honestamente lo que se piensa, rechazar la demagogia, la manipulación y la mentira, y alimentar el debate público constructivo. Esto supone, entre otros, evitar la desinformación (‘fake news’), la hipérbole excesiva o los usos parciales, interesados o no comprobados de los datos.
  10. Actuar con total honestidad en la actividad política, sin trampas, juego sucio u otras artimañas, con un reconocimiento recíproco de los discrepantes y una actitud constructiva en el disenso.

Nos sumamos a este Pacto que defiende unos mínimos de comportamiento político ejemplar en Euskadi y nos comprometemos a difundirlo a través de todas las instituciones públicas y los partidos políticos en los que tomamos parte. Asimismo, hacemos un llamamiento a todos los agentes de la sociedad vasca y a todas y todos los ciudadanos para que hagan suyo el espíritu de este Pacto. Una mejor práctica ética de todas y todos, nos hará mejores.