Peter Thiel y el Anticristo
Peter Thiel es un magnate estadounidense que financia a buen número de ideólogos y activistas del trumpismo y que ha donado millones de dólares a las campañas electorales de Trump y de algunos de sus adláteres, como J. D. Vance. Hablé de él aquí.
Sabía que, hasta cierto punto al menos, sus motivaciones son de orden ideológico y religioso. Por eso me interesa el personaje. Estoy firmemente convencido de que, en última instancia, no son los intereses, sino las ideas las que mueven el mundo.
Por eso creo que conviene conocer las de personajes tan poderosos y tan interesados como él en intervenir en las cosas del mundo. Porque, como estamos viendo, son ideas que están teniendo una influencia enorme. Hay que conocerlas porque si no se conocen es más difícil combatirlas.
El 25 de junio pasado, hace casi un mes, el periodista Ross Douthat entrevistó a Peter Thiel en su podcast Interesting Times, de The New York Times. Toda la entrevista (de 1 h) es útil para conocer al personaje. Pero me resultó especialmente llamativa la última parte, los últimos 15 o 20 minutos. En ese intervalo hablaron del Anticristo. Sí, del Anticristo.
La he transcrito en castellano.
Fragmento final de la entrevista de Ross Douthat a Peter Thiel en Interesting Times, The New York Times, podcast (25 de junio de 2025)
Creo que siempre surge la pregunta de cómo articulamos algunos de esos riesgos existenciales, algunos de los desafíos que enfrentamos, y todos se enmarcan en esta especie de narrativa científica distópica descontrolada. Existe el riesgo de una guerra nuclear, existe el riesgo de un desastre ambiental. Quizás algo específico, como el cambio climático, aunque hemos ideado muchos otros. Existe el riesgo de las armas biológicas. Existen todos los diferentes escenarios de ciencia ficción. Obviamente, existen ciertos tipos de riesgos con la IA.
Pero siempre pienso que, si vamos a hablar de riesgos existenciales en ese marco, quizás también deberíamos hablar del riesgo de otro tipo de singularidad negativa, que yo describiría como el estado totalitario de un mundo único. Porque diría que la solución política que la gente tiene, por defecto, para todos estos riesgos existenciales es la gobernanza mundial única. ¿Qué hacemos con las armas nucleares? Tenemos unas Naciones Unidas con poder real que las controla, y están controladas por un orden político internacional. Y algo así también: ¿Qué hacemos con la IA? Necesitamos una gobernanza computacional global. Necesitamos un gobierno mundial que controle todas las computadoras, registre cada pulsación de tecla y se asegure de que nadie programe una IA peligrosa. Y me he estado preguntando si esto no será pasar de la sartén al fuego.
El enfoque filosófico ateo es «Un mundo o ninguno». Este fue un cortometraje publicado por la Federación de Científicos Estadounidenses a finales de los años cuarenta. Comienza con la bomba nuclear que destruye el mundo, y obviamente, se necesita un gobierno mundial para detenerla: un mundo o ninguno. Y el enfoque cristiano, que en cierto modo es la misma pregunta, es: ¿Anticristo o Armagedón? Tenemos el estado mundial único del Anticristo, o caminamos sonámbulos hacia el Armagedón. «Un mundo o ninguno», «Anticristo o Armagedón», en cierto modo, son la misma pregunta.
Tengo muchas ideas sobre este tema, pero una pregunta es —y este es un agujero argumental en todos estos libros sobre el Anticristo—: cómo se apodera el Anticristo del mundo? Ofrece estos discursos demoníacos e hipnóticos y la gente simplemente se los cree. Es este demonio. Ex-Machina.
Ese es un argumento inverosímil. Pero creo que hay una respuesta. La forma en que el Anticristo tomaría el poder es hablando del Armagedón sin parar. Hablas de riesgo existencial sin parar, y entonces eso es lo que hay que regular. Es lo opuesto a la imagen de la ciencia baconiana de los siglos XVII y XVIII, donde el Anticristo es como un genio tecnológico malvado, un científico malvado que inventa una máquina para apoderarse del mundo. La gente está demasiado asustada con eso.
En nuestro mundo lo que tiene resonancia política es: Necesitamos detener la ciencia, simplemente necesitamos decir «basta». Y aquí es donde, en el siglo XVII, puedo imaginar a un Dr. Strangelove o a un Edward Teller dominando el mundo. En nuestro mundo, es mucho más probable que sea Greta Thunberg.
Creo que el ambientalismo es muy poderoso. No sé si es lo suficientemente poderoso como para crear un estado totalitario mundial, pero es lo único en lo que aún creen los europeos. Creen más en lo verde que en la Sharia islámica o en la toma del poder totalitaria comunista china. El futuro es una idea de un futuro que se ve diferente del presente. Las únicas tres opciones que se ofrecen en Europa son la verde, la Sharia y el estado comunista totalitario. Y el verde es, con mucha diferencia, la más fuerte.
Tuvimos una historia muy complicada con el funcionamiento de la tecnología nuclear y, bueno, no llegamos realmente a un estado totalitario mundial. Pero para la década de 1970, una explicación de este estancamiento es que el progreso descontrolado de la tecnología se había vuelto muy alarmante, y que la ciencia baconiana terminó en Los Álamos.
Ahí terminó, no queríamos más. Y cuando Charles Manson tomó LSD a finales de los 60 y comenzaron los asesinatos, lo que vio con LSD, lo que aprendió fue que podías ser como un antihéroe en un libro de Dostoyevsky y todo estaba permitido.
Por supuesto, no todos se convirtieron en Charles Manson. Pero según mi relato, todos se volvieron tan trastornados como Charles Manson, y los hippies tomaron el control. Ganaron los hippies. Aterrizamos en la Luna en julio de 1969, Woodstock comenzó tres semanas después y, en retrospectiva, fue entonces cuando el progreso se detuvo y los hippies ganaron. Y sí, no fue literalmente Charles Manson.
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Hay diferentes grados de esto que acabo de describir. Pero ¿es tan absurdo lo que acabo de exponer como un relato general del estancamiento, que el mundo entero se ha sometido durante 50 años a la paz y la seguridad? En la Primera epístola a los Tesalonicenses (1 Tes 5:3) el lema del Anticristo es «paz y seguridad».
Y nos hemos sometido a la FDA. Esta regula no solo los medicamentos en EE. UU., sino de facto en todo el mundo, porque el resto del mundo se somete a la FDA. La Comisión Reguladora Nuclear regula efectivamente las centrales nucleares de todo el mundo. No se puede diseñar un reactor nuclear modular y construirlo en Argentina. No confiarán en los reguladores argentinos. Van a someterse a EE. UU.
Así que, al menos, surge la pregunta de por qué hemos tenido 50 años de estancamiento. Una respuesta es que algo ocurrió culturalmente donde no estaba permitido. Y la respuesta cultural puede ser, en cierto modo, una respuesta de abajo hacia arriba: que fue simplemente una transformación de la humanidad en una especie más dócil. O puede ser, al menos parcialmente, de arriba hacia abajo: que existe una maquinaria gubernamental que se transformó en esta especie estancada.
Se suponía que la energía nuclear sería la energía del siglo XXI. Y, de alguna manera, se ha desvanecido en todo el mundo, a nivel mundial.
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Atribuir demasiada causalidad a Dios siempre es un problema. Hay diferentes versículos bíblicos que puedo darles, pero les daré Juan 15:25, donde Cristo dice: «Me odiaron sin causa». Así que todas estas personas que persiguen a Cristo no tienen ninguna razón, ninguna causa para perseguirlo. Y si interpretamos esto como un versículo de causalidad última, quieren decir: «Persigo porque Dios me hizo hacer esto. Dios es la causa de todo».
Para bien o para mal, creo que hay un amplio margen para la acción humana, para la libertad humana.
Hasta ahí la entrevista.
En síntesis:
Thiel cree que el miedo a futuros distópicos (el Armagedón) acabará trayendo un futuro distópico peor, el gobierno totalitario mundial (el Anticristo).
Según Peter Thiel, durante los últimos 50 años se ha detenido el progreso de la humanidad, porque el miedo a sus riesgos existenciales ha provocado una parálisis en los avances científicos y tecnológicos.
En Europa hay tres grandes credos, el ambientalista, el islamista y el comunista. El más fuerte y peligroso es el primero.
Que cada cual extraiga sus consecuencias, pero quien tenga la tentación de pensar que este hombre es imbécil o está loco, se equivoca. Es muy inteligente y no es, en absoluto, un desequilibrado. Es solo que sus ideas son muy peligrosas.
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